lunes, 8 de febrero de 2021

Alma

 Árboles, cables, postes, concreto, césped, montes, nubes, flores, autos; todo a mi paso. Cada día, las horas se transforman en una vitrina de aquellas cosas. Les veo pasar o más bien, yo paso por ellas. Aprendí a reconocer las horas con la dirección de los rayos del sol. Aprendí a predecir la lluvia que se avecina, con la forma de las nubes. Conozco las voces de muchos pasajeros. Algunos pasan todos los días, otros de vez en cuando. Aunque algunas voces solo las escucho una vez; nunca más se escucharán. Lo sé porque luego los veo pasar a mi lado para despedirse.

No sé cuánto tiempo estaré aquí, ni cuando fue que comenzó. Supongo que para un alma en pena esto podría ser por la eternidad. Una eternidad en el último bus que tomé.

17 de noviembre de 2019


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